fundacion-dadoris

El Nombre de las Cosas «bautiza» a la Fundación: DÁDORIS

Por Pedro Alonso

Buscar un nombre para una fundación no es tarea nada fácil. Hay más de 11.000 fundaciones, solo en España.
Si pensáis que resolveréis el problema apoyándoos en la mitología romana o griega o en traducir palabras mágicas como excelencia al latín, griego o incluso aremeo, os llevaréis una sorpresa mayúscula: están ya todos cogidos.
Nuestra búsqueda de nombre pasó por todos las etapas imaginables: tormenta de ideas, individual y grupal; investigación en Google; análisis léxico y etimológico… Imposible.  Ninguna de las opciones suscitaba una mínima aquiescencia entre los 25 fundadores.  Íbamos procastinando y cuando ya no nos quedaba más plazo -había que remitir la solicitud de aprobación de la Fundación al Protectorado- uno de los socios nos habló de Fernando Beltrán y un libro que había escrito: «El nombre de las cosas».
Se abría un rayo de esperanza pero por otro lado, ¿querría el mejor nombrador de España ayudarnos de forma altruista? No le conocíamos personalmente pero decidimos ir directamente a por él.  Y tuvimos la enorme suerte de que una de sus colaboradoras, Yolanda, nos escuchara y le hablara del proyecto.
Nos citaron un día, nos recibió, nos escuchó y supongo que tocamos su fibra más humana porque aceptó.  Un milagro de generosidad.  Dos semanas más tarde nos presentó sus propuestas y cuando vimos Dádoris fue un flechazo.  Era una palabra inventada, no existía, podía imaginarse desde el sustantivo regular del verbo dar, dador -la raíz de lo que queremos hacer en la fundación- y la terminación «IS» que tenía un toque entre clásico latín y moderno tecnológico de sistemas de información.
Un sueño, una maravilla de creación de un Poeta, gracias Maestro, que nos embarcaba en un proyecto sin pasado y que solo nuestro trabajo -el suyo era el principio de la singladura- crearía un futuro.  Vaya por Dádoris.  El bautizo estaba hecho.
No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.