Equidad o Excelencia: falso dilema educativo

Equidad o Excelencia: falso dilema educativo

En España, partiendo de una premisa económica cierta, vivimos en un mundo de recursos escasos, se ha planteado un dilema de objetivos en el mundo educativo falaz: O equidad o excelencia.

Y para rematar la faena, se ha optado por uno de ellos: la equidad. Dejando la excelencia de lado, cuando menos, o incluso peor, vituperándola con el calificativo de elitista y sospechosa de oscuras maniobras. Incluso, algunos de los que optan por unir ambos objetivos, lo hacen sobre la base de rebajando los niveles de exigencia (igualando por abajo), mostrar que se ha conseguido la excelencia con unos resultados artificialmente hinchados. Al igual que aquel al que le pedían que escondiera un elefante en la Gran Vía y lo consiguió metiendo mil elefantes en dicha vía.

Pero claro, luego llegan los controles externos, véase Informe Pisa, que los ponen en su lugar y les demuestran que su pretendida excelencia no es más que un puro espejismo.

Otros, de forma más sincera al menos, reconocen que han optado por la equidad, sacrificando la excelencia, argumentando que las personas excelentes ya saldrán adelante por ellos solos, que para eso tienen las capacidades.
Y por último, aquellos que ni tan siquiera aceptan la cruda realidad económica, se empeñan en pedir más y más recursos económicos como única vía de mejora en los niveles de calidad educativa, cuando está más que demostrado que a partir de cierto nivel (y en España está más que superado) insuflar más recursos es irrelevante para mejorar los resultados.

Como bien decía Eric Dugas si se quiere mejorar hay que superar los males de la educación que son las tres “íes”: ignorancia, ideología (excesiva) e inercia.
Afortunadamente hay Comunidades en España que se salen de esta situación. Comunidades que han asumido que la educación es fundamental para el desarrollo de sus ciudadanos y que llevan décadas trabajando con rigor y resultados. No hace falta irse a Finlandia o Singapur para encontrar las “recetas” de una buena política educativa. Tenemos Comunidades como Castilla y León, Navarra o Madrid que demuestran con su buen hacer en política educativa que se puede alcanzar la excelencia y también con equidad.

Si tomamos el caso de Castilla y León veremos que, a pesar de partir de una situación compleja y difícil para la gestión educativa (Por ejemplo, dispersión demográfica con múltiples, dispersos y reducidos núcleos poblacionales) que les exigen optimizar sus recursos consiguen alcanzar niveles de excelencia extraordinarios y además con equidad. Así se lo reconocen, sistemáticamente, informes internacionales como PISA.

Veamos los datos que avalan estos comentarios extraídos del informe PISA en los dos ejes:

1. Excelencia:

  • El rendimiento promedio global de Castilla y León es el mejor de toda España y si fueran un país, sería el séptimo del mundo.
  • En matemáticas, es la segunda comunidad y sería la duodécima del mundo
  • En Ciencias, la primera de España y sexta en el mundo.
  • En comprensión lectora, también la primera de España y la cuarta del mundo.

2. Equidad:

  • Los porcentajes de alumnado en los niveles más bajos de las diversas competencias evaluadas no superan el 15% (Objetivo de la Unión Europea para el 2020).
  • En matemáticas y ciencias no hay diferencias estadísticamente significativas por género.
  • Los hijos de inmigrantes han obtenido mejor nota en comprensión lectora que los hijos de nativos.
  • No hay diferencias significativas entre centros públicos y privados.
  • No hay diferencias significativas entre la escuela rural y la urbana. Los responsables de Educación de Castilla y León no ocultan su fórmula para conseguir dichos resultados. Al contrario, han publicado un libro que recomiendo fervientemente su lectura para quien esté interesado en profundizar en estos temas: “Sistemas educativos decentes”. Coordinado por Mariano Jabonero (Secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos) y Fernando Rey (Consejero de Educación de la Junta de Castilla y León). Publicado por la Fundación Santillana y que se ofrece gratuitamente desde la web de la Fundación. El libro es un compendio de diversos capítulos escritos por distintos expertos que tratan en profundidad los temas en los que muchos de ellos están trabajando, no sólo estudiando, sino aplicando y gestionando. Así destacaría el que escriben al alimón, María del Pilar González García y Ángel Miguel Vega Santos, ambos directores generales de la Consejería y que lleva por título: Escuela inclusiva, escuela de calidad ¿pero no es lo mismo?

Dicho capítulo ha sido la inspiración de este modesto artículo, escrito desde la preocupación que en la Fundación Dádoris tenemos por la excelencia y la equidad en la Educación.

En dicho capítulo se exponen algunas de las claves para conciliar ambos objetivos, entre los que destaco los siguientes:

  • Reconocimiento y refuerzo de la autoridad de los docentes.
  • Personalización de la enseñanza
  • Cultura de autoevaluación con preocupación por la mejora de los indicadores de resultados y rendición de cuentas
  • Análisis, reingeniería y des-reingeniería de procesos para mejorar la calidad
  • Autonomía de los centros
  • Implicación, como agentes no exclusivos pero fundamentales, de la sociedad civil y sector privado

Para la Fundación Dádoris ha sido un orgullo poder iniciar su andadura de la mano de estos cualificados expertos en Educación y gracias a su colaboración hemos podido otorgar 5 becas a estudiantes de Castilla y León extraordinarios académicamente pero en una situación económica familiar muy precaria que podía impedir que dichos estudiantes pudiesen seguir su andadura universitaria. La Fundación, como parte de la sociedad civil y colaborando con la Administración, se ha involucrado en contribuir a que excelencia y equidad sean viables también.

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